6 errores que un emprendedor no puede permitirse
A pesar de que la creación de startups en España ha repuntado un 87% en 2015, la esperanza de vida media de las nuevas empresas apenas roza el lustro, según los último datos del INE. Las ganas de emprender y la iniciativa no son suficientes para mantener a flote un negocio de forma rentable. Analizamos los principales errores que conducen a un inevitable naufragio.
Una idea de negocio si no tiene definida una meta clara con unos objetivos delimitados en el tiempo, se diluye. El cese de actividad de la cuarta parte de los autónomos está motivada por la falta de planificación, según el informe 'Causas de éxito-fracaso de la actividad emprendedora en España' elaborado por la AUTAE .
Para que una empresa sea viable en el tiempo se hace imprescindible un estudio de mercado que facilite el conocimiento del entorno y el sector en el que se van a operar, acorde con los recursos que estén en nuestra mano. AUTAE apunta a que gran parte de las iniciativas que fracasaron se desarrollaron en mercados que ya existían o con un grado de madurez que impedía su implantación.
Dejarse llevar por la euforia en los inicios juega también malas pasadas. La que mayores consecuencias negativas acarrea es la sobrestimación de ventas aparejada a una subestimación de los costes. La falta de previsión para amortiguar este riesgo u otras eventualidades externas durante el ejercicio económico se debe a la falta de información para dimensionar de manera adecuada la actividad de la empresa.
Este error no es fruto de la mala suerte sino de la inexperiencia y falta de formación. La única solución: contar con servicios de expertos en materia económica y financiera, además de tomar la formación adecuada antes de aventurarse a abrir un negocio.
Otro de los errores más comunes que avocan al fracaso de los emprendedores es su escepticismo o desconocimiento sobre el marketing y/o técnicas de distribución. De nada sirve tener un producto o servicio 'estrella' si nadie lo conoce o no se facilita su contacto con el cliente.
En todo intento por no fracasar conviene mirar atrás y analizar los pasos que se han ido dando. Aprender de lo que se ha hecho de forma inadecuada y repetir los patrones que nos conducen al éxito depende de una monitorización constante de la actividad y resultados.